Pero lo mejor estaba por venir. ¡Tuvimos la oportunidad de estar en la pista con los jugadores! Nos contaron anécdotas, nos mostraron algunos trucos y nos hicimos un montón de fotos juntos. La sonrisa de tod@s era imposible de ocultar.
Después de esa experiencia única, nos dirigimos a las gradas para presenciar el entrenamiento del equipo. Fue inspirador ver la dedicación y el trabajo duro que ponen en cada sesión de práctica. Pudimos observar y escuchar con atención, cada consejo y técnica que los jugadores compartían entre sí.
GRACIAS A TODO EL EQUIPO por abrirnos sus puertas y brindarnos esta oportunidad inolvidable.
Su amabilidad y disposición para compartir su pasión con nosotr@s ha dejado huella.
¡Gracias por un día que recordaremos siempre!
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